«Tras 9 meses confinados, recibir cartas de los niños emociona»
Navidad distinta ·
Alumnos del colegio Santa Engracia escriben a los mayores de la residencia Puente Real 2 y estos se lo agradecen con fotos y vídeosManuela Herrojo, Rafaela Corchado, Matilde Ceferino y Aniceto Méndez llevan desde el 13 de marzo sin salir de la residencia Puente Real 2. Sus familias ... les ven por una puerta de cristal que hay en los exteriores. Hace nueve meses que no reciben un achuchón de sus nietos. Esta Navidad tampoco les darán un beso.
Dice Gracia Ramiro, directora de la residencia donde hay 131 personas en esta situación, que se han adaptado y le han echado paciencia. Pero también que siempre ven las mismas caras con las mismas mascarillas. Por mucho ánimo que le pongan, les falta el contacto con la calle.
Por eso una iniciativa del colegio Santa Engracia les ha emocionado y hasta «les ha dado un chute de energía en el último tramo hasta la vacuna» de la covid-19, una campaña que se reanuda hoy.
Una treintena de alumnos desde Infantil hasta Primaria han redactado las cartas en las que les han contado sus historias, les han deseado Felices Fiestas y, sobre todo, les han hablado de resiliencia. Este centro está inmerso en un proyecto que se llama 'Pasaporte emocional', en el trabajan las emociones a través de los cuentos. El del primer trimestre era 'Eneas y la destrucción de Troya'. Yla emoción que han trabajado es la resiliencia, esa capacidad de adaptarse a las adversidades. Por eso decidieron que si este año no podían ir a la residencia Puente Real 2 a cantar villancicos, como hicieron en la semana prenavideña de 2019, les enviarían cartas. Y de ahí ha surgido una relación de correspondencia que ven con ilusión tanto en el centro como en el geriátrico.
Fotos y vídeos
Los mayores han respondido a través de fotografías y vídeos que han proyectado en las clases. Explica Silvia Herrera, la maestra que coordina la iniciativa, que los niños les respondieron con villancicos delante de las pantallas.
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Este centro está catalogado como un colegio de atención preferente. El 90% de sus alumnos son vecinos de Los Colorines y estos meses bastantes están faltando a clase.Silvia Herrera tiene a doce alumnos en su clase, de los que seis tienen abiertos expedientes por absentismo. Llama a los padres cada semana, pero estos explican que les da miedo que se contagien del virus si van a clase. Algunos se han comprometido a llevar a los niños en enero, pero los maestros temen la brecha educativa que van a encontrar entre quienes no han faltado a las clases y quienes no han seguido los temas en este cuatrimestre.
El centro, que tiene un centenar de alumnos, realiza actividades extraescolares para motivar a los niños que sí asisten e intentar que estos contagien de interés a los que no acuden. Una de esas actividades está organizada por el artista Gamero, que es quien ha servido de enlace con la residencia.
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«Les ha dado vida»
La iniciativa de las cartas, explica la maestra, ha tenido mucho éxito. Les prepararon un buzón junto al árbol de Navidad, donde los niños introdujeron los sobres con mimo. Luego les emociona ver las respuestas.
Detrás de sus gafas, Manuela Herrojo, con 87 años, se expresa.«Mira, estoy muy contenta porque me han escrito los niños del Santa Engracia. Muy agradecida y que pasen Felices Pascuas, que sean muy buenos, que les quiero mucho, les mando un beso. Que les vaya bien en toda su vida, que se hagan grandes y buenos estudiantes y buenos hombres».
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La actividad ha ilusionado a los escolares, que asisten a este centro de atención preferente en el que se registra absentismo
Con una rebeca verde y visiblemente emocionada, Matilde Ceferino, de 78 años, dice en su vídeo queha recibido su felicitación, «la cual me ha llenado de orgullo y energía. Yo os deseo a vosotros todo lo mejor del mundo.Que este año nuevo que venga os colme de felicidad, de amor, de paz, de bienestar. Un beso muy fuerte y os quiero (lo repite con los ojos empañados)». Manuela es la veterana de la residencia, ya que ingresó en 2004.
La contestación de los mayores no ha sido inmediata. Los sobres han guardado cuarentena desde que los pequeños los escribieron hasta que los mayores los tocaron con sus manos.
«Para ellos, tras nueve meses de confinamiento, recibir algo de unos niños les da la vida, aunque no los conozcan.Supone un soplo de aire fresco justo al final», explica la directora de la residencia,Gracia Ramiro.
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Los niños van a seguir. El próximo trimestre elaborarán jabones artesanalmente para enviarlos a la residencia y mantener el vínculo que, dicen en la Puente Real 2, «a los mayores les ha dado la vida».
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