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En 2019 llegaron al Banco de Sangre 47.887 bolsas. J. M. ROMERO

La solidaridad hace que fluya la sangre por la región

Banco. Los glóbulos rojos caducan en cinco semanas y las plaquetas en cinco días, por eso las bolsas se reparten a diario en cada hospital en plena pandemia mientras no cesa la captación de donantes

Martes, 2 de febrero 2021, 10:22

Un adulto sano en condiciones normales tiene unos cinco litros de sangre circulando por su cuerpo. Un accidente grave que le cause una hemorragia puede hacerle perder parte de este tejido líquido vital. A partir de un litro de menos su vida corre peligro, en cuanto sea hospitalizado esa sangre debe ser repuesta. Al menos necesitará dos bolsas con casi medio litro de hematíes cada una.

El covid-19 ha marcado otras prioridades en los hospitales, pero operaciones se siguen celebrando. Durante una cirugía de cadera, por citar otro ejemplo, consumiría entre tres y cuatro bolsas. Otro caso más extremo, un trasplante hepático, en el que el paciente necesitará unas cinco o seis bolsas de hematíes (glóbulos rojos), otras tantas de plaquetas y otras tantas de plasma, que son los tres componentes esenciales de la sangre, ya que los leucocitos (glóbulos blancos) apenas interesan a los hematólogos. Por último, conviene saber que un enfermo con leucemia puede llegar a consumir en un año unas 15 bolsas de hematíes y otras 25 de plaquetas.

Desde que en 1818 el británico James Blundell lograra la primera transfusión entre humanos y en 1900 el austríaco Karl Landsteiner la perfeccionara al identificar diferentes grupos sanguíneos, la medicina usa la sangre de unas personas para que no mueran otras.

¿Cómo gestionar este recurso teniendo en cuenta que los hematíes caducan en cinco semanas y las plaquetas en cinco días? De esta tarea se encarga el Banco de Sangre de Extremadura, que existe desde 2002. Su director desde entonces y hasta el pasado diciembre, el hematólogo José María Brull, que acaba de jubilarse, explica la función de su ya antiguo equipo como un delicado equilibrio para acertar con la oferta diaria que hacen a los hospitales de la región teniendo en cuenta la demanda de los enfermos que son allí tratados, algo que se puede estimar, pero que nunca es estable. El Banco de Sangre extremeño gestionó 47.887 bolsas de sangre en 2019, en el pasado 2020 marcado por la pandemia de coronavirus hubo altibajos, y aunque a finales del pasado mes de septiembre había 510 bolsas menos que un año antes en esa misma fecha, existe ahora una tendencia al alza que hizo concluir el extraño 2020 con datos similares a 2019. Según cuenta el exdirector del Banco de Sangre, el escenario con el que se ha topado por culpa del coronavirus, sobre todo al llegar el otoño, es el de pueblos cerrados perimetralmente por culpa de un elevado número de contagios donde ellos tenían previsto hacer una colecta. Estos contratiempos, dice, los compensamos con lo que llamamos 'colectas extraordinarias', en grandes poblaciones, durante más tiempo y donde consiguen el triple de lo habitual tras hacer un esfuerzo promocional las hermandades de donantes.

Cordones umbilicales y leche materna

El Banco de Sangre de Extremadura también gestiona cordones umbilicales y leche materna. En el primer caso la donación procede de alguno de los ocho partitorios públicos de la región y el material útil se envía a un banco de Barcelona para un registro internacional. Su sangre es útil para tratar leucemias, linfomas, aplasias y otros síndromes de inmunodeficiencia. El año pasado hubo 274 donaciones. Apenas hay promoción, se queja el exdirector José María Brull. Se sabe sin embargo que tres cordones de bebés extremeños salvaron la vida de dos niños colombianos de 4 y 11 años y una española de 43. El otro servicio es el de leche materna. Se usa para prematuros y bebés con enfermedades y la piden los pediatras de los hospitales. El año pasado las 67 donantes activas registradas donaron 332 litros. «Aquí la oferta y la demanda está equilibrada y observamos un viraje hacia la lactancia materna gracias a la labor de las matronas», señala Brull.

En cualquier caso, con pandemia o sin ella, Brull habla de menos de un 1% de sangre que caduca, un índice bastante aceptable en comparación con el resto de bancos similares en España, prácticamente uno por comunidad.

57 bolsas en cada colecta

Este proceso empieza obviamente en los donantes, que dan el primer paso acudiendo a colectas itinerantes que tienen lugar prácticamente a diario por todos los pueblos de la región. En 2019 hubo 766 colectas. En cada una se obtuvieron de media 57,6 bolsas. Ya es conocido que Extremadura, en términos relativos, lidera la clasificación nacional en esta cuestión con 2,99 donantes por cada cien habitantes, así como que las donaciones en el entorno rural superan con creces a las de las poblaciones de mayor tamaño, un dato que le gusta subrayar a José María Brull, de origen catalán y asombrado por esta solidaridad. «En cuanto a recursos materiales –declara– no somos menos ni más que nadie a nivel nacional. Eso sí, nosotros en Extremadura tenemos los donantes».

No obstante, siempre hay que estar alerta, señala recordando algunos momentos de escasez. La época más crítica, cuando más se resienten las reservas de sangre, dice el director, es enero. «Diciembre tiene un puente festivo y en las fechas navideñas la gente no tiene en mente la donación. En estos 18 años solo recuerdo tres o cuatro casos preocupantes porque hubo operaciones de más y algún accidente en el que se necesitó sangre del grupo O, menos común, y tuvimos que pedir a los hematólogos que ahorraran sangre o retrasaran cirugías».

«En 18 años solo recuerdo tres o cuatro veces en que hemos pedido a los hospitales que ahorraran sangre»

José María Brull | Exdirector Banco de Sangre

En España no se puede donar más de medio litro de sangre por ley y tampoco se puede percibir dinero por ello como en algunos países. De cada bolsa de 450 mililitros casi 300 son hematíes, que es lo que más se transfunde en hemorragias o cirugías. De esa misma bolsa salen unos 50 ml de plaquetas, que sirven para proteger a pacientes con cáncer, «de hecho gran parte de los avances en las terapias se han apoyado en las transfusiones –apunta Brull–. Ocurre sin embargo que su vida media es muy corta, de apenas cinco días desde la donación». Por último, de la misma bolsa salen en torno a 100 de plasma. Se usa en los trasplantes de hígado y también para hemoderivados. En España es Grifols la empresa autorizada para comprarlo a estos bancos y devolverlo al sistema sanitario en forma de productos farmacéuticos.

Estos tres componentes se separan en el Banco de Sangre y se conservan a la temperatura adecuada: hematíes (4 grados), plasma (menos 40 grados), plaquetas (a 22 grados y en agitación continua).

44 personas hace 18 años

Para rematar el trabajo de los hematólogos y técnicos de laboratorio, el edificio de unos 1.300 metros cuadrados a las afueras de Mérida desde 2012 (los diez años anteriores estaban integrados en el complejo de hospital psiquiátrico), es un ir y venir continuo de furgonetas cada mañana. Transportan sangre que ya ha sido verificada que es apta (en la región se detectan entre 20 y 25 anomalías al año que inmediatamente se comunican al donante, la mayoría de casos de sífilis, pero también hepatitis B y C o VIH).

La sangre que supera la criba tiene que ser separada en hematíes, plasma y plaquetas, así como clasificada por grupos antes de ser cargada en los vehículos. Las bolsas viajan en neveras de corcho a las que se les añade nieve carbónica.

El reparto no es siempre el mismo. A diario los hospitales de la región envían antes de las diez el dato del stock de sangre que tienen. Luego, entre las once y las doce, cuatro furgonetas salen de Mérida transportando una cantidad de sangre pactada en función de la actividad prevista ese día en el hospital y la lejanía de este, pues no es lo mismo abastecer por un imprevisto a Mérida, que está a diez minutos, o a Almendralejo, a media hora, que hacer llegar sangre extra a los hospitales de Coria o Talarrubias. Más del 97% va a hospitales del Servicio Extremeño de Salud, aunque otras bolsas llegan a hospitales privados. También está previsto que entre comunidades autónomas pueda haber intercambio de este material.

Brull calcula que cada bolsa de hematíes hasta que llega al hospital cuesta unos 200 euros entre sueldos de los profesionales, el coste de los aparatos, los reactivos o el propio gasoil de las furgonetas. Por ello el director valora enormemente la labor que hacen los aproximadamente 300 voluntarios a través de las ocho hermandades de la región que preparan el terreno antes de cada colecta. En el Banco de Sangre de Extremadura trabajan 44 personas: tres hematólogos, cuatro médicos de familia, 17 enfermeros, 15 técnicos de laboratorios, un administrativo, tres auxiliares administrativos y un celador.

José María Brull no ve normal que cuenten con el mismo tamaño de plantilla que hace 18 años, cuando se creó el Banco de Sangre extremeño. Tampoco considera eficaz que dependan del Área de Salud de Mérida cuando dan servicio a toda la región. Sin embargo, donde más apoyo reclama de la Administración es en promoción.

Carlos del Río es un joven de Barcarrota que acudió a donar al propio banco de sangre (no es lo habitual pero se puede) este año. Tiene 22 años y, según comentaba a este diario durante la extracción «en mi grupo de amigos nadie dona, yo lo hago porque mi madre es técnico de laboratorio». Según Maribel Gómez Calderón, enfermera que trabaja en las unidades móviles desde hace ocho años, la edad media ronda los 40 años (se puede donar entre los 18 y los 65). «Cuando llegamos a los pueblos es como un acto social, sobre todo en los más pequeños».

Pero en el entorno rural, que es donde más se dona, la población envejece. Para concienciar y que la donación no cese al Banco de Sangre acuden institutos a menudo (32 el año pasado), una actividad que Brull extendería a otros colectivos. Además, echa de menos un departamento potente de divulgación en redes sociales que hoy el SES no tiene. Solo así cree que podrían llegar a jóvenes como los amigos de Carlos y asegurarse de que la sangre donada para salvar la vida de otros sigue circulando por la región.

Carlos, de 22 ñaos, donando. Una edad tan joven no es común. J.M. ROMERO

El Banco de Sangre hará un test serológico a los donantes de las 62 colectas de febrero

Las unidades móviles del Banco de Sangre y Tejidos de Extremadura esperan recoger cerca de 3.900 donaciones, que equivalen a unos 1.800 litros de sangre, en las 62 colectas que realizarán durante febrero. Los equipos del SES, que iniciarán sus recorridos mañana lunes enMontehermoso, Trujillanos y Salvatierra de los Barros, recorrerán más de 10.500 kilómetros en sus desplazamientos a las 51 poblaciones que visitarán, algunas de ellas en varias ocasiones, como Montijo (4), Jerez de los Caballeros, Olivenza y Zafra (3), y Montehermoso y Ribera del Fresno (2). Los donantes podrán solicitar cita previa para realizar su donación en cualquiera de las localidades que visitan diariamente las unidades móviles del BSE, llamando al teléfono 924314686. Desde el pasado verano, el Banco detecta la presencia o no de anticuerpos contra la covid-19 en las donaciones que recibe, gracias al estudio serológico que realiza, un trabajo inicialmente pensado para conocer la expansión del virus en cada zona de la región.

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