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Una silla enviada desde Badajoz cambia la vida de Bundu

Una silla enviada desde Badajoz cambia la vida de Bundu

Sierra Leona. La Fundación Atabal, nacida en Extremadura, suma a sus iniciativas solidarias en África la entrega de dos sillas de ruedas a chicos que llevaban varios años sin salir de casa

Martes, 25 de mayo 2021, 07:00

Bundu vive en Sierra Leona. Ahora reside en Milla 91, una ciudad comercial situada justo a 91 millas de la capital Freetown –de ahí su nombre–. Pero Bundu procede de Kamabay, una pequeña población de apenas 4.000 habitantes situada al norte del país.

Bundu era muy apreciado en allí. Su vida era sencilla, como la de cualquier otro chico, y con frecuencia asistía a las clases de catecismo que impartía el padre Garayoa, un religioso agustino nacido en Navarra que incluso llegó a ser secuestrado por los rebeldes durante la guerra que arrasó Sierra Leona.

Pero un buen día dejó de asistir a las catequesis. Faltó tres semanas y cuando el padre Garayoa fue a interesarse por él supo que había sufrido una grave caída. Su madre le explicó que de camino al campo, donde cultivaban cacahuete y arroz, había un árbol con unas ramas muy grandes que amenazaban con caer. Él se prestó a cortarlas, con tan mala fortuna que cayó desde lo alto. Ya no se pudo levantar más.

Atabal prepara un proyecto que llevará a un equipo de oftalmólogos extremeños a operar cataratas en Freetown

«El que no quiera ser pobre, sólo tiene que compartir», acostumbraba a decir el religioso navarro cuando le preguntaban la razón por la que había dejado su tierra para vivir en un país asolado por la pobreza. Y así actuó con Bundu. Tan pronto como pudo contactó con las misioneras clarisas de Milla 91 para pedirles que le ayudaran a curarlo de «unas heriditas que no terminaban de sanar porque necesitaba una atención continua en el hospital».

Las monjas se prestaron a echarle una mano y le alquilaron «un cuartito por una o dos semanas» pensando que sería suficiente. Fue allí donde Peligros Folgado, la presidenta de Atabal en Badajoz, conoció a Bundu. Fue en uno de los viajes que hizo a África para impulsar los proyectos de desarrollo que se financian desde Extremadura. «A todos nos llegó, hasta el punto de que Fernando Montero, que también es de Badajoz, le construyó una casita junto al hospital para que ese chaval pudiera vivir allí con su familia».

Encerrado en casa

Eso sucedió hace más de seis años y en todo ese tiempo la vida de Bundu respondió a una rutina muy básica. Cada día lo levantaban del colchón y lo colocaban en una silla de plástico. «Cuando yo conocí su historia me dio mucha pena saber que su mundo eran las cuatro paredes de su casa. Por eso decidí comentarle a varias amigas que conocía a un par de chicos en Sierra Leona que mejorarían mucho si disponían de una silla de ruedas», explica Folgado.

Fue así como reunió el dinero suficiente para comprar una silla a Bundu y otra a Nukume, un chaval con parálisis cerebral que vive en una zona montañosa. «Bundu comenzó a llamarla desde el principio la bicicleta, porque permite que lo lleven de un sitio a otro. Para él ha sido un avance fundamental, ahora puede salir de casa».

De esa historia se habla en una de las últimas entradas del blog de Atabal, una fundación nacida en Extremadura que desde hace más de dos décadas financia proyectos de desarrollo en Sierra Leona. «Cada año se hacen muchas cosas, pero la mejor manera de transmitir nuestro trabajo es contar historias con rostro».

Folgado valora los 800 euros que ha costado la silla de Bundu tanto como los más de 14.000 euros que destinan cada año a construir una escuela con las ayudas que reciben del Ayuntamiento de Badajoz y de la Diputación pacense. «Cada institución nos suele conceder 6.000 euros y nosotros le añadimos otros 4.000 euros para perforar también un pozo».

Esos pequeños colegios son fundamentales en un país que quedó arrasado tras una guerra que, según denuncian las ONG, tuvo en su origen la lucha por las minas de diamantes. «Cuando hacemos una escuela la comunidad aporta la piedra y la tierra, también ellos tienen que contribuir», añade Folgado, que destaca la progresiva incorporación de las niñas a la educación. «Es una de las condiciones que ponemos y ahora la mitad de los alumnos son chicas».

Atabal también ofrece soluciones sanitarias. Ahora prepara un proyecto que llevará a Sierra Leona a un grupo de oftalmólogos extremeños para que puedan operar cataratas en el hospital que Don Bosco Fambul tiene en Freetown, un centro sanitario con el que ha colaborado la Agencia Extremeña de Cooperación

A esos proyectos se unen otros más ambiciosos, como el que permitió construir once casas para familias afectadas por una riada que causó más de 1.000 fallecidos en agosto de 2017. «Entonces se hizo una campaña de apoyo y un concierto que permitió construir un pobladito para familias de seis o siete hijos».

«Ahora vamos a intentar dar solución a los afectados por un incendio que afectó a las zonas más marginales de la capital. La idea es construir seis o siete casitas, dando prioridad a las mujeres y a las menores embarazadas».

Peligros Folgado agradece el apoyo de todas las personas que han colaborado en esta última campaña. Asegura que han recibido decenas de donaciones y valora el apoyo de la parroquia Virgen de Guadalupe y San Fernando y Santa Isabel, de Badajoz, y también de las parroquias de Almendral y Torre de Miguel Sesmero. «El dinero que hemos recibido ha permitido ofrecer ayuda rápida a través de Don Bosco Fambul, que necesitaba fondos para comprar colchones y dar de comer a los afectados, pero ahora se pretende construir casas que aporten una solución definitiva».

Desde Atabal se anima a colaborar con este proyecto a través de la cuenta abierta en Caixabank (ES41 2100 2425 1502 0010 0404) y en Bizum (00853). «Cuando uno ve la repercusión que tienen estos proyectos en chicos como Bundu y Nukume se da cuenta de que merece la pena el esfuerzo», concluye Folgado.

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