

Secciones
Servicios
Destacamos
«Bajé a la calle a la una de la madrugada, a las tres y a las seis, y la luz continuaba encendida». Así narra Ángel Herreros (39 años) el motivo definitivo que le hizo llamar a sus compañeros de Salamanca para que entraran en la casa de uno de sus vecinos.
Esa acción sirvió para salvar una vida. La de Sebastián, de 90 años de edad, que en el momento en el que los bomberos entraron en su domicilio estaba en el suelo y era incapaz de moverse por sus propios medios.
Ángel es agente de la Policía Nacional en Plasencia, donde lleva diez años en el departamento judicial. Tiene residencia en Béjar (Salamanca) y allí fue donde se encontró con Sebastián, que vive en su misma calle, la mañana del 29 de julio. «Se introdujo en mi portal, desorientado, pensando que esa era su casa», rememora el agente.
Al verle en ese estado, decidió permanecer alerta. «Dada su edad y que vivía solo, estuve llamando a su puerta desde ese mismo día en numerosas ocasiones», comenta Ángel. No es una situación excepcional. Cada vez hay más personas de edad avanzada que viven solas. Según la última estadística del INE (Instituto Nacional de Estadística), más de 48.000 mayores de 65 años viven solos en Extremadura.
El agente no consiguió localizar a Sebastián, por lo que trató de contactar con sus familiares y preguntó al resto de vecinos si le habían visto.
Dos días después del primer encuentro, en los que no logró tener noticias de Sebastián o de su familia, y tras comprobar que las ventanas de la casa de su vecino estaban siempre cerradas, tanto de día como de noche, se asomó por una rendija y vio que la luz de una habitación permanecía encendida. Fue en esa madrugada del 1 de agosto cuando se acercó en repetidas ocasiones al mismo lugar y no advirtió ningún cambio.
Esa misma mañana, desde su puesto de trabajo en Plasencia, Ángel recurrió al teléfono 091 para explicar la situación que se estaba viviendo en su calle. Fue la inquietud que le producía la salud de su vecino la que le llevó a actuar de esta manera. «Yo no podía entrar en la casa para ver si le había pasado algo», explica este agente, que sí se identificó como policía al hacer la llamada.
A partir de ese momento se puso un marcha un dispositivo policial para comprobar los hechos que él había relatado. Finalmente, fueron los bomberos los que entraron en la vivienda y encontraron a Sebastián.
«Me dijeron que llevaba dos días en el suelo y que un día más así y hubiera fallecido», detalla Ángel, a quien todavía se le pone la piel de gallina al pensar en la angustia que tuvo que sentir Sebastián durante tantas horas sin poder moverse. «Se me pasó por la cabeza la impotencia y el miedo que tuvo que sentir ese hombre viéndose solo, con las altas temperaturas de esos días; creo que nadie se merece morir en esas condiciones», rememora el agente.
Por suerte, y gracias a su intervención y a la preocupación por el resto de los ciudadanos más allá de las horas en las que presta servicio, no hubo que lamentar un percance mayor. Algo que sus vecinos le agradecen. «Es un orgullo contar con este policía. Lamentablemente no será recompensado por su labor, que fue la de salvar una vida», manifestó Belén, la vecina de Béjar que se puso en contacto con HOY para dar a conocer el suceso y la actuación de Ángel.
Sebastián fue llevado al hospital y allí se recuperó. Sin embargo, al regresar a su casa necesitó ayuda de una persona para seguir con su vida y llevar a cabo las tareas relacionadas con el día a día. Una amiga de la familia comenzó a ayudarle, pero tampoco fue una solución viable. A los pocos días, Ángel fue requerido por esta persona para que le ayudase a sacar a Sebastián de la cama. Por supuesto, él acudió. «La persona le estaba cuidando con toda su buena voluntad, pero era incapaz de realizar esa actividad, tenía 75 años y carecía de conocimientos médicos», expone el agente. «Contacté con Cruz Roja, donde me facilitaron dos paquetes de pañales y me dieron el teléfono de los trabajadores sociales de Béjar», indica Ángel.
A ellos volvió a contarles la situación en la que estaba Sebastián: las condiciones de su casa, la medicación que necesitaba... «También me puse en contacto con una sobrina que reside en Madrid para buscar una solución; llegamos a la conclusión que lo mejor era buscar una residencia en la que estuviera atendido y acompañado las 24 horas», concluye su relato sobre el suceso este agente, que se muestra satisfecho con su actuación de esta última semana. «Somos policías por vocación y estamos al servicio del ciudadano, dentro y fuera de nuestro horario de servicio», dice.
Por eso, agradece las felicitaciones recibidas, pero sobre todo está contento por Sebastián. «Es un orgullo que se encuentre bien y que no haya pasado como tantos casos hemos visto en los que ancianos fallecen estando solos».
Publicidad
Julio Arrieta, Gonzalo de las Heras (gráficos) e Isabel Toledo (gráficos)
Jon Garay e Isabel Toledo
Daniel de Lucas y Josemi Benítez (Gráficos)
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.