Secciones
Servicios
Destacamos
Luis y Pedro –nombres falsos– dan las gracias a Ángel Carretero y salen con las mochilas cargadas en sus espaldas del pabellón municipal del Berrocal en dirección al Valle, para trabajar en la recogida de la cereza. Dan las gracias al coordinador de Protección Civil por los días en los que se han ocupado de ellos en el albergue de emergencia que el Ayuntamiento abrió a los cuatro días de que el Gobierno decretara el estado de alarma y, con él, el confinamiento de la población.
El pabellón municipal del Berrocal se transformó así en un refugio de emergencia para quienes estaban en la ciudad y no tenían un techo bajo el que resguardarse. Cáritas cedió las camas y se ocupa de facilitar las tres comidas diarias a quienes están en el pabellón. Y son los voluntarios de Protección Civil los que cada día les llevan el desayuno, la comisa y la cena a los acogidos. Aunque fueron apenas media docena los que durmieron la primera noche, la del 18 de marzo, ahora son una veintena los que residen en el pabellón municipal. Hombres y mujeres que van desde los 20 años hasta pasados los 60 y que siguen contando en la ciudad con un refugio.
«Es como un albergue en el que tenemos duchas, camas para dormir y comida diaria, así que estamos bien», afirma Juan, otro de los usuarios del pabellón. Es de Madrid, tiene 54 años y el estado de alarma le pilló en Plasencia. «De diciembre a febrero estuve trabajando en Valencia, pero después me quedé sin nada, sin casa, sin dinero, así que empecé de albergue en albergue, de ciudad en ciudad en busca de trabajo», relata.
En Plasencia le derivaron al refugio de emergencia del Berrocal y, como él, son cada día más los que han ido llegando. «Y muchos más los que nos llaman desde diferentes lugares de la región y del país para venir, pero no puede ser, esto es un recurso municipal», señala Ángel Carretero. Un recurso que se mantiene abierto gracias a la colaboración de Cáritas, la Policía que se ocupa de su vigilancia y Protección Civil. Y un recurso que, tal como ha garantizado el alcalde, Fernando Pizarro, se mantendrá abierto hasta que finalice el estado de alarma.
Los sintecho que están en la ciudad podrán continuar disponiendo por tanto de un refugio «en el que la convivencia es aceptable a pesar de los problemas de cada uno», en palabras de Carretero, y en el que hoy están la inmensa mayoría de las personas sin hogar que hay en Plasencia. Pero no todas. «Hay cuatro que no han querido quedarse, pero aun así también nos estamos ocupando de acercarles hasta donde se encuentran las tres comidas diarias que nos proporciona Cáritas», zanja el coordinador de los cuarenta voluntarios que integran el equipo local de Protección Civil.
Publicidad
Julio Arrieta, Gonzalo de las Heras (gráficos) e Isabel Toledo (gráficos)
Jon Garay e Isabel Toledo
Daniel de Lucas y Josemi Benítez (Gráficos)
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.