Una rampa hará accesible la Iglesia de Santa Catalina de Badajoz

El Ayuntamiento de Badajoz concluirá la próxima semana la construcción de una nueva plataforma que facilitará a las personas con movilidad reducida el acceso a la Iglesia de Santa Catalina, un antiguo templo reconvertido en espacio cultural que se encuentra frente al Museo de la Ciudad Luis de Morales.

Esa actuación tiene un presupuesto de 30.000 euros y conseguirá eliminar los escalones que había que superar para acceder al edificio, un desnivel que fue provocado por la colocación en el interior de la iglesia de una plataforma que protege los vestigios históricos que fueron localizados bajo el suelo de ese antiguo templo.

La obra que ahora se realiza ha obligado a elevar el nivel de la calle Montesinos, facilitando el acceso a la antigua iglesia desde la plaza donde se encuentra el Museo de la Ciudad.

Pero no es esa la única actuación que se ha desarrollado. En el lateral de la calle Montesinos más próximo a la plaza se ha construido una rampa de acceso que permite superar el desnivel que ahora tiene la calle en su punto central, justo delante de la antigua iglesia.

Una vez superada la plataforma esa rampa continúa hasta el extremo superior de la calle. De ese modo, cualquier persona que empuje un carrito de bebé o que se desplace en silla de ruedas podrá llegar a este edificio cultural municipal tanto desde la plaza como desde los dos extremos de la calle.

La concejala de Patrimonio, María José Solana, ha destacado el valor de esta obra y agradece el apoyo que ha recibido de Apamex a la hora de realizar el proyecto.

En estos días el Ayuntamiento de Badajoz también concluye las obras que han permitido colocar un nuevo pavimento de adoquines en la callejuela Manuel Cancho Moreno, cuyo extremo superior se encuentra frente a la rampa de salida de vehículos del aparcamiento subterráneo del Museo de la Ciudad y que concluye en la calle San Pedro de Alcántara.

En este caso la actuación ha sido impulsada por la Concejalía de Urbanismo, que eligió un adoquín cerámico de color rojizo que resalta el sabor popular de esa calle. «Realmente se ha conseguido el objetivo de darle una identidad especial a esa calle», dijo ayer el concejal Carlos Urueña.