Una anciana con dificultades de movilidad, un hombre con problemas de aislamiento social o desarraigo, personas con deterioros cognitivos, mujeres u hombres sin el apoyo familiar necesario, mayores con limitaciones en sus capacidades... Son solo algunos de los numerosos ejemplos del perfil que pueden reunir los potenciales beneficiarios de un programa piloto que permitirá socorrer a quienes se vean en situaciones de riesgo o de peligro. Llegará a 75 cacereños. Ancianos y dependientes son los objetivos a los que se dirige el proyecto que ha puesto en marcha el Ayuntamiento con fondos europeos del DUSI. El plazo de aplicación previsto, en principio, será de dos años. La financiación es de 200.000 euros, 40.000 de ellos aportados por el Consistorio y el resto por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional.
La partida se destinará a contratar una empresa especializada que deberá compatibilizar su labor con la que ya se ejecuta a través del servicio de Teleasistencia domiciliaria. En este caso, se da un paso más. Los 300 usuarios del citado servicio, que se adjudicó en 2017 a la mercantil SARquavitae, tendrán prioridad en el proceso de selección, que se llevará a cabo entre personas que hayan sido objeto de valoración social y por orden de puntuación.
El programa Monitorización a personas mayores o que estén en situación de dependencia.
Presupuesto 200.000 euros. 40.000 con fondos municipales y 160.000 de fondos europeos.
Beneficiarios Quienes reúnan las condiciones y estén en Cáceres y en el área de aplicación del programa DUSI.
Plazo. 2 años 2020 y 2021.
Prestaciones Mensajes por voz o texto, asistencia, recordatorio de medicación o consulta médica, geolocalización y perímetros de seguridad, detectores de humo, gas, inundaciones...
Este programa, según la memoria técnica del mismo, funcionará como un «servicio de monitorización a personas de edad avanzada o en situación de dependencia». Su fin es evitar y prevenir situaciones de aislamiento, así como conocer los riesgos a que se exponen e intervenir con agilidad. Mediante el acceso a nuevas tecnologías, teléfono móvil o el ordenador personal se quiere ofrecer un abanico de prestaciones que van, en función del nivel de dependencia del usuario, desde el recordatorio de la medicación que debe tomar, la cita con el médico de cabecera o incluso advertencia de riesgo de incendio o fuga de gas. Se contempla la instalación de sensores para detectar fuego o gas así como geolocalizadores de las personas beneficiarias, para saber su ubicación exacta en tiempo real o los lugares que frecuentan en su rutina diaria.
De esta forma, será mucho más rápida cualquier actuación, según las necesidades que se planteen. El programa piloto de monitorización a mayores surge como una respuesta de la administración municipal a la demanda que exige el «envejecimiento activo».
Para ello se recurre a las nuevas tecnologías como respuesta y protección «ante situaciones de desarraigo convivencial, aislamiento y vulnerabilidad», se detalla en el documento.
A la vez, será un servicio diferenciado con matices según el tipo de usuario y las limitaciones físicas que tenga. Se adaptará a las necesidades que surjan por parte de cada persona y permitirá controlar, se apunta, «visitas médicas, horas de ingesta de la medicación, así como prevención de accidentes o situaciones de riesgo», se insiste.
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Se instalarán unos sensores que transmiten la información a una central de atención y allí será valorada por el personal técnico. Habrá contacto directo tanto con el afectado como con sus familiares y los dispositivos móviles se adaptarán al perfil concreto de la persona.
Se han previsto tres tipos de perfil. Uno, de personas con limitaciones leves. Tendrán comunicaciones mediante una tarjeta SIM y recibirán mensajes de texto o voz con recordatorios médicos, detección de posibles peligros y servicio asistencial. Se sugiere la instalación de dos sensores de movimientos, otro de control de humos y un cuarto de apertura y cierre.
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Otro perfil es el de personas con limitaciones moderadas. Tendrán memorias de contacto, monitorización en movilidad, con sistema de localización, perímetros de seguridad y servicio asistencial. Por último, las personas con limitaciones severas añaden la detección de peligros en el hogar, con sensores de presencia, cierre de puertas, humo, gas, CO2, inundaciones...
«La idea es que el servicio esté operativo el día 1 de enero. Está diseñado como programa piloto pero nuestra intención es que se implante y se desarrolle en el futuro», analiza María José Pulido. La concejala de Asuntos Sociales recuerda que la experiencia «ya funciona con éxito en otras ciudades».
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El Ayuntamiento, a través del IMAS, gestionará la prestación del servicio para favorecer la integración de mayores y dependientes, «contribuir al mantenimiento de hábitos saludables del usuario» y dar confianza a los familiares. La empresa que desarrolle esta prestación deberá hacerlo durante los 365 días del año y las 24 horas y estará obligada a contar con un Plan de Igualdad así como a presentar un sistema que sea de fácil manejo para familiares y beneficiarios.
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