Pincho tiene las puertas abiertas

Pura Zambrano Sánchez es una vecina de Jerez de los Caballeros que padece retinosis pigmentaria, una enfermedad degenerativa que se caracteriza por una pérdida lenta y progresiva de la visión. Hace unos días recibía la respuesta positiva del Ayuntamiento a un escrito presentado en el que solicitaba autorización para poder acceder y utilizar con su perro Pincho los espacios y las instalaciones municipales.

Lo singular de su solicitud está en que Pincho, un labrador retriever, no cuenta con la homologación y documentación como perro guía de la ONCE; sin embargo ha aprendido junto a ella y se ha convertido en su apoyo cuando sale a caminar o a realizar alguna gestión por calles del centro de la ciudad y entornos cercanos a su domicilio, por los que ha aprendido a transitar y reconoce la zona perfectamente.

Aunque Zambrano fue diagnosticada de su enfermedad hace doce años, fue hace cuatro cuando se vio obligada a abandonar su actividad laboral, es enfermera de profesión, y desde entonces tiene reconocida una gran invalidez.

Ese punto de inflexión en la evolución de su enfermedad y el giro que dio su vida, le provocó una desmotivación importante. En aquel momento se afilió a la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE), organización con la que ha ido aprendiendo a afrontar su enfermedad y de la cual ha recibido mucho apoyo. Cuando la retinosis pigmentaria le impidió continuar con su ritmo de vida normal y su ánimo se vino abajo, le llegó un regalo muy especial, Pincho, quien se ha convertido en un amigo y un compañero inseparable.

Hace unos meses, Zambrano, con la ayuda de la ONCE, recibió un curso para aprender a manejarse con el bastón, «el perro se adaptó mejor que yo», comenta, y a la hora de desplazarse por algunas zonas de Jerez de los Caballeros, se ha convertido en su mejor apoyo y guía. «El bastón es una buena ayuda en las ciudades pero aquí, el perro es para mí mejor», expresa.

Zambrano no puede entrar en ningún sitio en el que haya poca luz, no tiene campo visual, y solo ve lo que su ojo enfoca. Podía haber solicitado un perro guía a la ONCE, pero la lista de solicitudes es amplia y ella posee restos de visión, por eso y teniendo en cuenta las dificultades que le plantea su enfermedad y su evolución, se preguntó qué mal había en poder acceder con su perro, adaptado a su situación, a espacios e instalaciones públicas. «Soy enfermera y sé hasta qué punto hay que guardar una asepsia», señala.

Zambrano explica que nunca ha tenido ningún problema para acceder con su perro a cualquier establecimiento de Jerez de los Caballeros pero entendía importante contar con dicha autorización, pues si quiere hacer deporte en unas instalaciones como, por ejemplo, la Ciudad Deportiva no puede hacerlo sola, tiene que ir acompañada de otra persona o con su perro; lo mismo que para realizar cualquier gestión en lugares como el ayuntamiento o el centro de salud.

Cabe destacar que su satisfacción es importante, porque también representa como una especie de reconocimiento para su compañero, Pincho, él ha aprendido a coger las cosas que se le caen al suelo y que ella no puede ver y a detenerse en todos los pasos de peatones, «no se le escapa uno»; aunque lo más importante, sin duda, es su fiel apoyo.

En la región, los perros guías, o de asistencia, se rigen por el Decreto 135/2018, publicado el pasado mes de agosto en el Diario Oficial de Extremadura (DOE). Una marca que los identifique como perros de asistencia para personas con discapacidad, un carné para el usuario de dichos animales y un listado de lugares donde pueden acceder con ellos o les está restringida la entrada son algunas de las cuestiones reguladas por esta norma.

El reglamento extremeño para perros de asistencia contiene una clasificación en la que se distinguen hasta cinco tipos de canes: perro guía, de señalización de sonidos, de servicio, perros de aviso o alerta médica y perros para personas con trastornos del espectro autista.