Temían verse desbordados por las solicitudes de ayuda social, pero el incremento no ha sido tan grande como esperaban. «Aparentemente es una buena noticia –reconoció ayer el presidente de Cáritas Diocesana de Mérida-Badajoz, Jesús Pérez Mayo– pero tenemos la sensación de que se trata de una calma engañosa porque si la situación no ha sido peor es porque las ayudas públicas, junto con las ayudas de Cáritas y otras organizaciones, están reduciendo el impacto».
El temor, añade, es que cuando comiencen a retirarse los estímulos económicos en forma de ERTE y se consumen los despidos anunciados por muchas empresas la situación vuelva a complicarse.
Esta reflexión fue hecha durante la presentación de las memorias que hablan de la actividad de Cáritas durante el año 2020, un ejercicio que se vio fuertemente marcado por la pandemia y la grave crisis económica que provocó. «Las ayudas públicas están haciendo que no se disparen las cifras de personas atendidas, pero aunque estamos apoyando casi al mismo número de beneficiarios, nos damos cuenta de que esas personas están necesitando más recursos que antes».
Los números que ofreció esta organización hablan de 5.449 beneficiarios directos, cifra que sube a 14.500 si se tiene en cuenta que esas ayudas no sólo mejoran la situación de quien las recibe sino también de sus familias.
Noticia Relacionada
Estos datos suponen un ligero incremento con respecto a 2019 pero no se aprecia el desbordamiento de solicitudes que se temió durante los meses más duros del confinamiento. «Realmente sí han cambiado cosas, porque las ayudas para la alimentación han consumido el 50% del presupuesto, mucho más que el año anterior», indicó Pérez Mayo.
Cáritas realizó una inversión de 2,6 millones de euros en programas de atención social, un presupuesto en el que se incluyen proyectos tan costosos como el que se destina a las personas sin hogar, que cuenta con el Centro Padre Cristóbal de Mérida y Centro Hermano de Badajoz, además del albergue de emergencia de la calle Bravo Murillo de Badajoz.
Publicidad
Sobre este último recurso el presidente de Cáritas agradeció que cuente con apoyo institucional, pero solicitó que la ayuda se prolongue más allá de diciembre de este año.
Este albergue dio continuidad al servicio de acogida que se prestó en el pabellón deportivo de Las Palmeras para acoger a personas sin hogar de la provincia que no disponían de un hogar donde confinarse. «La pandemia puso encima de la mesa situaciones que quizá no queríamos ver como sociedad, porque todas esas personas a las que atendimos estaban viviendo en la calle».
Francisco Maya, vicario general de la Archidiócesis y delegado diocesano de Cáritas, valoró que las instituciones hayan coordinado sus esfuerzos para dar solución a los problemas surgidos durante la pandemia y animó a seguir colaborando. «Es fundamental el trabajo que realizan los 1.500 voluntarios de Cáritas y todas esas personas que comparten sus recursos para que quienes menos tienen puedan vivir de una forma más digna».
PRIMER MES GRATIS. Accede a todo el contenido
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.