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PLASENCIA.
Sábado, 29 de junio 2019, 07:04
Cáritas Diocesana de Plasencia ayudó el año pasado a 5.664 personas, una cantidad un 8,7% inferior a la del ejercicio precedente, en el que mejoró la vida a 6.203, según los datos que la organización hizo públicos ayer. Dado que la mayoría de estos ciudadanos tenían pareja, hijos u otros familiares, la cantidad de beneficiarios de la actividad social que presta la institución católica ascendió a 13.949, según la memoria de 2018, presentada ayer en el Obispado.
«¿Y si no existiera Cáritas, quién se encargaría de todas estas personas?», se preguntó ayer en voz alta Pablo Vicente, director de Cáritas Interparroquial de Plasencia. Antes que él habló Ángel Custodio, director de Cáritas Diocesana, que detalló que la institución tiene 690 voluntarios y 38 trabajadores. También especificó que fueron 1.474 los participantes en el proyecto denominado 'Volver a ser', que «muestra la realidad de las personas sin hogar, les pone rostro, les da voz y les aporta luz y esperanza en el proceso que emprenden para recuperar una vida digna, plena y autónoma».
Custodio comentó que el descenso en el número de atendidos es explica por la mejoría de la situación económica general pero también es un reflejo del buen hacer de quienes sostienen la organización. O sea, de los técnicos, trabajadores y voluntarios, citó el director, que detalló que el perfil más extendido entre quienes necesitan que alguien les eche una mano «es el de los matrimonios jóvenes sin hijos». «Hay un alto número de participantes en situación de paro, con trabajos precarios y ayudas insuficientes para cubrir todas las necesidades de su vida diaria». «Cada vez hay más personas que demandan formación y técnicas para encontrar empleo -amplió el responsable-, y como en años anteriores, sigue destacando el alto número de personas que están solas, procedentes de familias desestructuradas». Además, «los inmigrantes siguen encontrando muchas dificultades para integrarse laboral y socialmente», añadió Ángel Custodio, que resaltó también el hecho de que gracias a la labor de la institución que dirige, hay miles de personas que pueden realizar tareas básicas del día a día.
Ángel Custodio Cáritas Diocesana
Pablo Vicente Cáritas Interparroquial
De hecho, esas rutinas, como comer, vestirse o dormir, son en gran modo la razón de ser de algunos de los recursos que la organización tiene en Plasencia, como es el caso del comedor social Casa Betania o el ropero de la avenida de la Vera. Solo por este último pasan a diario entre 35 y 50 personas. «Y es mucha también la gente que va allí a dejar prendas, tanta que tenemos que seleccionar mucho lo que nos traen, de modo que al final nos quedamos lo mejor de lo mejor para dárselo a quien lo necesita», explicó ayer Pablo Vicente. «Cáritas Interparroquial -añadió- ayuda a diario de muchas formas distintas: visitando a enfermos, acompañando a gente...».
La edad media de quienes requieren esta asistencia se sitúa entre los 45 y los 52 años, precisó Vicente, que aseguró que «el Hogar de Nazaret -es un organismo autónomo pero adscrito a Cáritas- funciona muy bien». «El principal problema que tenemos -reconoció el director de Cáritas Interparroquial- es la lista de espera, porque las 82 plazas residenciales y las 17 del centro de día están siempre cubiertas». «No puedo precisar el tiempo medio de espera -concluyó-, pero sí puedo decir que las solicitudes que tenemos apiladas forman una montaña».
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