Álvaro Rubio
Jueves, 14 de septiembre 2017, 06:30
José Muñoz Pozuelo tiene 48 años, trabaja como profesor en la Universidad Laboral de Cáceres y acaba de volver de uno de los viajes más especiales de su vida. Ha participado en el desafío Londres-Edimburgo-Londres, el mayor reto ciclista de Gran Bretaña. Se trata de una carrera de 1.433 kilómetros que atraviesa las duras subidas en los Pennines y Tierras Bajas escocesas hasta los pantanos de Norfolk y Lincolnshire. Cruza el puente de Humber y la mundialmente famosa finca de Castle Howard. Todo rodeado de pequeños pueblos de Inglaterra y Escocia. Y todo en cien horas. Ni un minuto más, ni uno menos.
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No consiste en quedar el primero. El objetivo es cruzar la meta en ese tiempo y él ya lo ha conseguido. Según la Federación Extremeña de Ciclismo, ha sido el único de Extremadura que ha logrado completar la prueba en esta edición en la que han participado 1.500 ciclistas procedentes de 58 países.
Aún guarda en su memoria qué fue lo primero que se le pasó por la cabeza cuando finalizó esta carrera para la que ha estado preparándose durante más de seis meses. Día, tarde y noche para cumplir lo prometido. Un esfuerzo titánico que, a juzgar por sus palabras tras finalizar la aventura, ha merecido la pena. «Prueba superada. Ya me he dado la ducha y ahora a dormir un par de días seguidos», fueron las palabras que escribió por WhatsApp a todos los que estaban pendientes de su reto.
Su padre es una de esas personas. Hace tres años le diagnosticaron cáncer. «Cuando escuchas esa temida palabra te sientes perdido. No sabes realmente a qué te vas a enfrentar», confiesa este apasionado del ciclismo y las motos. «A mí y a mi familia nos han ayudado mucho desde la Asociación contra el Cáncer. Los voluntarios hacen una labor magnífica. Los pequeños detalles que realizan en el día a día es lo que convierte en grande a este grupo de personas. Por ejemplo, cuando estábamos en el hospital, siempre estaban pendientes de nosotros para cualquier cosa que necesitáramos. Ofrecerte un simple café en esos momentos, se agradece mucho», comenta José.
Precisamente esos detalles son los que le llevaron a adentrarse en esta aventura. «Quería agradecerles de alguna forma la labor que realizaron con nosotros», reconoce. «No me veía en un hospital colaborando como voluntario y por eso decidí ayudar con lo que sé hacer», matiza.
Buscó su particular forma de aportar y, por el momento, está saliendo todo según lo previsto. En junio creó un reto en una plataforma web de la Asociación Española contra el Cáncer. La dirección es www.miretocontraelcancer.aecc.es. Se trata de plantear un desafío personal con el que recaudar fondos para proyectos de investigación cuyos resultados se traducen en nuevas opciones y esperanzas para los pacientes.
Su objetivo es que la gente done lo suficiente por su reto como para llegar al mismo número de euros que de kilómetros recorrió con su bicicleta entre el 29 de julio y el 4 de agosto.
En la plataforma web se pueden ver los mensajes de ánimo que ha recibido durante este tiempo y el número de personas que ya han colaborado con su iniciativa. Por el momento lo han hecho 36 y han aportado un total de 777 euros. Su propuesta permanecerá activa hasta el próximo 15 de octubre.
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Lo más complicado
Durante los días que duró la prueba, tuvo que hacer frente a las inclemencias meteorológicas, al cansancio y a su mente. «Cuando crees que no puedes más, hay que luchar contra la cabeza. En situaciones extremas es muy importante no dejarse llevar por los pensamientos de abandono».
Para poder superar esa prueba se ha entrenado duro. Durante 24 semanas ha hecho una media de 700 kilómetros de domingo a domingo, unos 120 diarios. De día y también de noche. Había que acostumbrarse al cambio de temperatura que existe entre Extremadura y Gran Bretaña. También era indispensable para él hacer pruebas de luces en carretera. Y sobre todo preparar el cuerpo y la mente. «Hay días en los que he llegado a estar pedaleando más de once horas», confiesa este cacereño que ya ha participado en otras pruebas anteriormente. «Esas me han servido de entrenamiento», apunta justo antes de recordar su paso, en junio, por la Quebrantahuesos, una marcha cicloturista internacional con salida y meta en Sabiñánigo (Huesca) que atraviesa los Pirineos hasta la vertiente francesa y vuelve a España. En ella se ascienden los puertos de Somport, Marie Blanche, Portalet y Hoz de Jaca. Su longitud es de 198 kilómetros y el desnivel acumulado es de 3.500 metros.
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«Durante este tiempo, casi todo lo he hecho pensando en el reto, aunque mi padre, que tiene 88 años, siempre me decía que no hacía falta», reconoce Muñoz, quien confiesa que cuando se lo comentó se emocionó mucho.
«Después de salir de mis clases, iba a entrenar. Todos mis alumnos saben que he hecho esto y algunos han colaborado aportando donativos en la plataforma online», detalla José, quien también acaba de recibir un diploma por su colaboración durante más de dos décadas con la organización Ayuda en Acción.
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Ahora que ha cumplido el desafío que se planteó hace un año, este integrante del Club Ciclista Pelín ya está pensando en nuevos proyectos con los que poder aportar su granito de arena.
Quiere ayudar a la sociedad en general y, junto con un compañero de instituto, está ideando un desayuno solidario en beneficio de la Asociación Española contra el Cáncer. Antes de poner en marcha ese nuevo proyecto, José Muñoz espera concienciar con este reto que, además de solidario, ya se ha convertido, por muchos motivos, en un desafío personal.
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