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Presentación del programa en la Fundación Dolores Bas.
El programa Calí trabaja en la integración sociolaboral de las mujeres gitanas

El programa Calí trabaja en la integración sociolaboral de las mujeres gitanas

En las sesiones se fomenta la autoestima y se detectan casos de discriminación y de violencia de género

José M. Martín

Viernes, 9 de junio 2017, 11:51

He aprendido que las actuaciones discriminatorias se pueden denunciar. Si lo hubiera sabido antes no hubiera dejado pasar algunas cosas que me han sucedido, dice Soraya Álvarez cuando se le pregunta por lo aprendido durante los seis meses en los que ha formado parte del programa Calí junto a otras 14 mujeres.

Todas ellas comenzaron en el mes de noviembre a acudir a la sede de la Fundación Secretariado Gitano (FSG) en Badajoz para participar en las sesiones de dos horas de duración y dos días a la semana. Esta iniciativa está exclusivamente dirigida a mujeres y prioritariamente a las de etnia gitana, aunque también se atiende a personas de otros colectivos, y su objetivo principal es la integración sociolaboral de las usuarias.

La fundación ha presentado el programa mediante una jornada que ha contado con la presencia de Carmen Núñez, directora general de Política Social, Infancia y Familia de la Junta de Extremadura; Santiago Cambero, gestor de programas de la Obra Social la Caixa; Pedro Arias, presidente de la Fundación Dolores Bas, y María Teresa Suárez, directora territorial de la Fundación Secretariado Gitano Extremadura.

El programa Calí está clausurando su primera edición y se desarrolla en 28 ciudades españolas. En Badajoz la responsable del grupo es Ana María Carrasco, técnica de Igualdad y no Discriminación de la FSG, que se ha encargado de dirigir las sesiones. En ellas se ha trabajado la autoestima, la conciliación familiar y la motivación hacia el empleo. Además hemos planteado diferentes acciones de formación relacionadas con trabajos concretos, detalla Carrasco.

Desarrollo

Durante el desarrollo del programa, las mujeres participantes también han recibido la visita de personas que han impartido charlas y han acudido a conferencias de interés para el grupo. Las sesiones suelen ser muy participativas, porque tratamos que se relacionen, que se integran, que abran la mente y que busquen otras alternativas fuera de su familia. En definitiva, que creen un espacio propio, entiende la encargada del programa en Badajoz.

Las responsables de Calí también trabajan en la detección de casos de violencia de género y de discriminación por motivos étnicos. Hemos detectado dos casos de cada tipo en el desarrollo del programa, indica Carrasco. En esas situaciones, las responsables de la fundación recogen el caso, informan acerca de las vías y acompañan en el proceso que ponen en manos de otros profesionales.

Para entrar a formar parte del programa el requisito mínimo es saber leer y escribir. Lo primero que se realiza con cada una de las mujeres es un plan de actuación individualizado, en el que se intentan detectar las carencias y competencias de cada una de ellas, para luego incidir en su mejora.

El perfil de las asistentes a las sesiones en Badajoz son mujeres de entre 16 y 40 años y con un nivel académico bastante bajo. María Salazar reconoce que se apuntó al programa porque estaba cobrando la renta básica y debía realizar algún curso. Vine sin saber lo que me iba a encontrar, pero Ana en relación a la responsable del grupos me dio muy buenas sensaciones y ahora me he apuntado para sacarme el graduado escolar, afirma.

Este es el final deseado por los organizadores de Calí, que las mujeres sigan motivadas a avanzar en su vida. La intención final es poder derivar a las usuarias a Acceder un programa de la FSG destinado a la inserción laboral- y creo que serán cuatro las que pasen a ese proyecto. No son pocas, porque otras se han apuntado al graduado, otra ha encontrado trabajo y otra se está formando en peluquería, indica Carrasco, que se muestra satisfecha con el desarrollo del programa.

Por su parte, Soraya se ha apuntado a una autoescuela para obtener el carné de conducir. Eso me va a dar independencia y voy a seguir en la búsqueda de empleo, apunta. Ella ha trabajado en establecimientos de hostelería y en tiendas de ropa, pero ve muy difícil acceder al mercado laboral en Badajoz. Todo es más complicado para una mujer gitana, asegura.

Una percepción similar tiene María, que considera el programa le ha facilitado darse cuenta de otras realidades y a ver que puedo hacer mi vida fuera de casa, reconoce. Ahora tiene dos años por delante para la obtención del graduado, pero no descarta seguir formándose en el futuro. Me gustaría montar mi negocio en un futuro y para eso es necesario tener ciertos conocimientos, insiste.

Las integrantes de Calí demuestran que el colectivo gitano continúa dando pasos hacia la integración. Aunque todavía hay mucho que trabajar en Extremadura, se lamenta Carrasco, en referencia al conjunto de la sociedad. Hay programas de televisión que no ayudan y los medios de comunicación discriminan con el lenguaje a los gitanos, concluye.

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