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Los escolares junto con sus abuelos dejando la comida en la cocina del comedor social de Badajoz. J. V. A.
Nietos y abuelos comparten solidaridad

Nietos y abuelos comparten solidaridad

Alumnos de un colegio de Badajoz reparten alimentos en los comedores sociales de la mano de sus abuelos

Miriam f. Rua

Badajoz

Domingo, 23 de junio 2019, 08:40

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«¿Sabes qué es un comedor social, Hugo? Es donde va a comer la gente que lo necesita porque no tiene dinero o familia». Esa es la conversación que tenía Isabel López con su nieto de 9 años mientras agarraban cada uno un asa de la bolsa en la que llevaban leche para un comedor social de Badajoz.

A punto de dar carpetazo al curso escolar, los alumnos de Infantil y Primaria del colegio Lope de Vega de Badajoz compartieron, junto con sus abuelos, una lección de solidaridad. Juntos llevaron aceite, potitos, legumbres, leche, conservas y productos de limpieza a dos comedores sociales.

Este es el tercer año que el colegio hace una campaña de recogida de alimentos en primavera, pero ayer por primera vez participaron en esta iniciativa los abuelos. «Es muy bonito. Los abuelos no solo estamos para traer y recoger a los niños, también para participar en las actividades del colegio», reivindica Encarna Castel, una de las 60 abuelas que acudieron ayer a la cita solidaria a la que le invitaron sus nietos. «Esto es lo más, yo le intento inculcar a mis nietos todos los días que hay que ayudar a la gente que lo necesita», añade.

Precisamente, esta es la idea que ha movido al centro escolar a implicarlos. «Sumamos a los abuelos porque queremos poner en valor su figura, ya que está muy ligada a la educación», comenta el director del colegio, Ismael Pérez Leitón.

Y eso es lo que hicieron, pasar la jornada escolar juntos preparando las bolsas de comida que han donado las familias, llevarlas a pie hasta el comedor y entrar literalmente hasta la cocina para dejarlas colocadas. «Es una forma de que aprendan a ser solidarios desde chicos. Los abuelos tenemos más tiempo libre que los padres y podemos acompañarlos y aportarles todas nuestras vivencias para que les sirvan a ellos en un futuro», cuenta Bernardino Sevilla, de 66 años, que ayer llevó los alimentos acompañado de sus cuatro nietos.

Los alumnos de infantil fueron al comedor que gestionan las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl en el Casco Antiguo de Badajoz. A diario, 70 personas desayunan, comen o cenan allí, aunque su labor es más amplia: apoyo alimentario a las familias, servicio de ducha, ropero, campamento de verano o albergue en invierno. De todas se enteraron niños y abuelos en el rato que compartieron con los voluntarios del comedor social.

Todo lo que aportan

«Es una iniciativa estupenda porque se juntan dos generaciones para fomentar la solidaridad. Si los niños aprenden de sus abuelos a ayudar a quienes lo necesitan, cuando sean mayores el mundo será mucho mejor», valora la trabajadora social del comedor, Sole Velázquez, quien destacó además la importancia de este tipo de acciones para que los escolares aprendan que hay otras realidades en su entorno.

La actividad de ayer es solo el preludio de un proyecto intergeneracional que el colegio Lope de Vega quiere implantar a partir del próximo curso. «Queremos contar con ellos para que vengan de forma periódica y nos ofrezcan su potencial, que puede ser lectura, juego de patio o cualquier otra actividad. Se trata de que tengan un papel más activo porque los abuelos pueden aportarles a los niños experiencia, responsabilidad, compromiso y seriedad», avanza Pérez Leitón.

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