Juan García Sánchez.

El deseo de viajar y ser profesor en Francia, motor de vida para Juan

Un joven cacereño con discapacidad es uno de los ejemplos de 'Extremeños Extraordinarios', una iniciativa para dar a conocer la historia de personas especiales en la región

redacción

Miércoles, 11 de agosto 2021, 07:20

Juan García Sánchez nació hace casi 23 años en el Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres, con poco más de cinco meses y medio de gestación. Apenas llegó al kilo de peso y los médicos advirtieron a sus padres que «sería muy difícil que sobreviviera». Hoy Juan, que vive en el pequeño pueblo cacereño de Palomero, está preparando las maletas para ir de Erasmus universitario a la ciudad francesa de Rennes. Juan está cursando el último año de filología francesa y aspira a vivir algunos años en Francia como profesor.

La historia vital de Juan García viene marcada por unas limitaciones físicas que tiene desde que nació, con una parálisis cerebral que afectó de manera notable a su movilidad y que le mantuvo tres meses en la incubadora luchando por vivir. Pero Juan llevó la contraria a los médicos y salió adelante. Y con su discapacidad logró abrirse paso en su pequeño pueblo de residencia. Creó su grupo de amigos y estudió hasta acabar la primaria, para posteriormente estudiar la ESO en Plasencia, compartiendo casa con su hermana mayor.

«Ser adolescente y tener una discapacidad no es fácil; por ejemplo, ves a tus amigos que tontean con las chicas y te das cuenta que por tu físico eres la persona en el que nadie se fija», reconoce Juan. «Fuera del pueblo, como la gente no me conocía, veía esa dificultad para hacer amigos. A la gente le cuesta acercarse con naturalidad a una persona con discapacidad. En el pueblo es diferente, aquí todo el mundo me conoce desde que nací y soy aceptado sin más», añade el joven.

Juan vive en un pequeño pueblo de la provincia de Cáceres, Palomero, situado en la montañosa comarca de Granadilla, que tiene poco menos de 400 habitantes. «La vida aquí es muy tranquila, mientras que espero a que llegué septiembre y marche a estudiar a Francia, ayudo a mi madre como puedo en el pequeño huerto familiar, algún paseo y estar con mis padres en el bar que regentan en el pueblo. Una vida rural en toda regla, aunque yo soy de ciudad», cuenta entre risas Juan.

Erasmus en Francia

Consciente de sus limitaciones físicas, Juan ha luchado toda su vida para potenciar sus capacidades y tener una vida plena, tanto en lo laboral como en lo personal. «Me considero una persona aventurera y lanzada a pesar de ser un poco tímido. Si tienes una discapacidad como la mía tienes dos opciones: quedarte encerrado en casa llorando o salir a luchar y a vivir, levantándome cada vez que me caiga y superando las adversidades», resumen su existencia.

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Juan, con su grupo de amigos.

Por este motivo, Juan ha decidido este año irse a vivir una aventura a Francia y hacer el último año de filología francesa, carrera que está cursando en Cáceres dentro de la Universidad de Extremadura. «Mi amigo y compañero de carrera Miguel Ángel me animó a cursar este último año de universidad en Francia, si no lo hacemos ahora no sabremos cuando podremos hacerlo me dijo y eso acabó por convencerme», relata Juan que estudiará en la Universidad de Rennes, mientras que su amigo irá a la de París.

Entre las preocupaciones de Juan se encuentran las médicas. «Necesito sesiones de fisioterapia a menudo y algunas medicinas de forma frecuente y todavía no sé donde las conseguiré, pero de alguna manera lo solucionaré». Un año fuera de la zona de confort no será fácil pero Juan ya ha viajado solo más veces a Francia y ha vivido de forma autónoma en un piso adaptado en Cáceres, dentro del campus universitario.

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En relación a esto Juan explica que «me preocupan mis problemas de orientación provocados por la discapacidad, pero preguntaré a la gente y tiraré de GPSD; no es la primera vez que voy a Francia solo, ya estuve en un campamento de verano en Burdeos».

Y es que la pasión por Francia le viene a Juan de lejos. «En el colegio tuve un profesor que me hizo amar el francés e interesarme por Francia y su cultura, por eso decidí estudiar filología francesa. Necesito este año para perfeccionar mi francés para el futuro, aquí he recibido buenas clases, pero no es suficiente para tener un nivel óptimo y ver el nivel real que tengo».

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Y es que según nos cuenta el propio Juan en un futuro le gustaría vivir un tiempo en Francia, ejerciendo de profesor y si es posible en una ciudad pequeña o mediana cómo Rennes. «No me gustan las grandes urbes», añade. «Me encuentro muy motivado ante este reto, las personas con discapacidad tenemos una fuerza de superación que muchas veces es superior a las que no tienen discapacidad debido a nuestras circunstancias físicas. Será difícil pero estoy seguro que será una gran experiencia vital».

Otro de los sueños de Juan también está ligado con viajar, y es que al de Palomero le gustaría conocer Canadá. «Es un viaje largo y más difícil, pero espero poder realizarlo algún día y recorrer Canadá y en especial la zona francófona». Y así pasa la vida este joven extremeño con parálisis cerebral mientras llega el gran reto de vivir fuera de su entorno, superando sus graves problemas de movilidad, luchando y disfrutando por realizar su proyecto vital, sin que nada le pare y adaptándose a las circunstancias.

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Juan es uno de los protagonistas del proyecto «Extremeños Extraordinarios» que Gentinosina Social desarrolla con la financiación del SEPAD (Servicio Extremeño de Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia) de la Junta de Extremadura.  

Gentinosina Social ha desarrollado el proyecto «Extremeños Extraordinarios» con el fin de dar a conocer historias de superación y normalización donde los protagonistas son personas con discapacidad de Extremadura que se han desligado del paternalismo y la condescendencia para tener una vida plena. El proyecto consisten en la selección de estas historias de vida y su difusión a través de distintas plataformas de comunicación con el objetivo de visibilizar ejemplos positivos de personas con discapacidad en Extremadura como ejemplos de vida normalizada.

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