LUCÍA SEMEDO
PLASENCIA.
Martes, 23 de julio 2019, 07:31
El albergue de San Gil que gestiona la asociación Placeat Plena Inclusión ha hecho cuentas y comienza a lanzar las primeras cifras relativas a su funcionamiento: 885 pernoctaciones registradas durante el periodo de 2018, año en el que las instalaciones abrieron al público.
Francisco Valverde, presidente del colectivo, manifestó a este diario su «satisfacción y alegría» ante unos datos que confirman el adecuado funcionamiento de este espacio.
No obstante, Valverde matizó que esperan la afluencia de público «como poco se mantenga» durante lo que queda del 2019, una cuestión que quedará demostrada cuando se realice el balance anual.
Estas instalaciones se inauguraron a mediados del pasado año y comenzaron a abrir al público durante el mes de septiembre.
Según explicó Valverde, este espacio atrae sobre todo a familias y colectivos que lo visitan en grupo y sus estancias se suelen prolongar durante el fin de semana. Por otra parte, también hay una afluencia «casi constante desde primavera» de peregrinos, ya que el albergue forma parte de la Vía de la Plata y supone un atractivo histórico.
En cuanto a la estacionalidad es difícil de decir, ya que las instalaciones están haciendo frente a su primer verano abiertas al público. El presidente apuntó que en otoño ha habido una gran recepción de público.
Con unas 15 hectáreas de extensión, este espacio cuenta con una particularidad más que lo hace prácticamente único en el país: está gestionado íntegramente por miembros de Placeat, personas con algún tipo de discapacidad intelectual, mediante Plaser, el servicio que gestiona el área de empleo de la asociación.
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Valverde explicó que, actualmente, hay una persona con un puesto fijo de hospitalero (trabajador encargado de gestionar las instalaciones) mientras que el resto es personal temporal que acomete labores puntuales, como pequeñas reparaciones o trabajos de jardinería. Este trabajo, según manifestó, fomenta la plena inclusión de los usuarios, una de las metas principales de este colectivo, que persigue la máxima autonomía de sus miembros en el terreno laboral.
El albergue de Placeat en San Gil cuenta con una treintena de camas, aire acondicionado, calefacción y unas amplias extensiones de jardines como espacio de recreo.
Más adelante, aventuró Francisco Valverde, continuarán trabajando para construir una piscina, aunque es un proyecto «al que aún le falta tiempo».
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