Madalena viaja diariamente a Badajoz para actuar. J.V. ARNELAS

«Cuando actúo me olvido de que estoy en silla de ruedas»

Inclusión. Madalena es de Borba y quiere ser actriz. Tras ser rechazada en varias escuelas de su país, ahora ensaya en Badajoz para debutar en unos días en el Templo de Diana

Martes, 4 de agosto 2020, 08:08

Hay palabras que dejamos de saber qué significan. Pasa, sobre todo, cuando se convierten en reclamo político y entran en la lista de conceptos trasversales que se cuelan en discursos, planes, proyectos, premios o nombres de grupos de trabajo. Ocurre por ejemplo con inclusión. «Personas distintas haciendo lo mismo». Así de sencillo lo explica Madalena Pombeiro porque cree lo que dice. Ella que está en una silla de ruedas sabe que puede hacer lo mismo que el resto pero sentada. Por eso no abandonó su sueño de ser actriz cuando las escuelas de teatro de su país rechazaron admitirla y llamó a la puerta de Skene, el centro de artes escénicas de Badajoz con el que debutará en Mérida en unos días como parte del elenco de 'Antígona'. «Ha sido como volver a nacer», dice.

Esta reflexión no es una frase hecha. Madalena no nació en una silla de ruedas. Recuerda porque no hace tanto –ahora tiene 20 años recién cumplidos– que era una niña hiperactiva a la que le gustaba saltar y correr. Con trece años en una clase de gimnasia se hizo un esguince en el pie derecho que le desencadenó su enfermedad: trastorno neurológico funcional del movimiento y síndrome del dolor regional complejo.

Hasta llegar al diagnóstico, dice, «me hicieron todo el tipo de exámenes que puedas imaginar y para todo tipo de enfermedades que pudieran estar relacionadas». Su enfermedad es rara, como ha evolucionado en Madalena lo es más aún. Dos años después del esguince estaba en la silla de ruedas.

«Damos por hecho respirar, andar o hablar porque nacemos así hasta que de repente sucede algo»

Lo que empezó por el pie avanzó rápido a la rodilla, la cadera, la mano y el hombro derechos. Así se manifestó en ella el síndrome del dolor regional complejo, que se traduce en que vive con permanentes dolores. El trastorno neurológico funcional del movimiento le atacó después a la pierna izquierda y la dejó durante un tiempo sin poder hablar y alimentándose con una sonda.

«No es el fin del mundo»

A día de hoy, esta joven de Borba, localidad del Alentejo famosa por su canteras de mármol y sus vinos tintos, solo tiene movilidad en el tronco, el brazo izquierdo y la cabeza. «Damos por hecho respirar, andar y hablar porque nacemos así hasta que de repente sucede algo. Al principio es difícil digerirlo, pero poco a poco empiezo a entender que no es el fin del mundo y descubro que hay un montón de cosas que puedo hacer. Por algún motivo me pasó a mí, quizás me pasó para bien».

Publicidad

No hace alusión alguna a la mala suerte o a la desgracia ni busca compasión cuando cuenta su historia. En su cabeza hay demasiados planes como para hacerle hueco al lamento. Es de las que cree que los sueños se tienen que perseguir y por eso no se rindió cuando, para cumplir el suyo de ser actriz, le cerraron una y otra vez las puertas de las escuelas de interpretación portuguesas a las que llamó. «Hace un año y medio pensando en mi futuro empecé a buscar una escuela de teatro en Portugal, mandé emails, llamé a varias pero no me aceptaban porque decían que no podría hacer las mismas cosas que el resto o porque no tenían condiciones para la silla. Eso me puso triste porque no lo entendía».

A ella que el teatro le apasiona porque le permite meterse en pieles distintas y en sus palabras «vivir no siendo nosotros», el rechazo no le quitó las ganas. Y se le ocurrió entonces buscar una escuela en Badajoz, ciudad a la que viene asiduamente desde pequeña. Escribió a la primera que le apareció en Google: Skene Teatro y la escuela de Sol Díaz y Cristina Fernández le abrió las puertas de par en par. «Me puse muy contenta porque alguien me veía por mí y no por mis capacidades».

Publicidad

Con ellas lleva ensayando desde que comenzó julio como parte del elenco de 'Antígona', la obra que representarán los días 4 y 5 de agosto en el Templo de Diana, dentro de la programación Off del Festival de Teatro Clásico de Mérida. Sus padres la llevan a Badajoz a diario desde Borba y durante las cuatro horas de los ensayos Madalena es feliz, en mayúsculas. «Nadie mira mi silla, me miran a mí. Aquí soy igual, yo misma me olvido de que estoy en la silla cuando actúo».

Tozuda como 'Antígona'

Para que Madalena formara parte de elenco de 'Antígona' no se ha adaptado el guion. «La integración para mí es que todo el mundo trabaje dentro de una misma clase o en un mismo espectáculo. Todos tenemos que luchar con nuestros límites, sabrá ella cuáles son los suyos, no se los voy a poner yo», defiende Sol Díaz, a la que Madalena le confesó al tercer día de incorporarse a la escuela que estaba viviendo un sueño.

Publicidad

Su presencia en la escena no chirría, a pesar de que estemos poco acostumbrados a ver a alguien en silla de ruedas en el escenario. «No estamos habituados a ver que personas en silla de ruedas practiquen artes en las que son observadas. No sé si es discriminación o miedo, pero no tienen que tenerlo, nosotros somos iguales y queremos ser tratados iguales», defiende.

Solo ha visto el Templo de Diana por fotos y fue en los ensayos cuando conoció la historia de 'Antígona'. Ahora espera ansiosa su estreno: «Tengo muchas ganas de que llegue el día», confiesa. Como la protagonista del drama de Sófocles, Madalena también ha sido tozuda y no ha permitido que nadie le dijera que no podía hacer teatro.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

PRIMER MES GRATIS. Accede a todo el contenido

Publicidad