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Laura Justicia introduce los botes para su congelación.
Donantes de leche que salvan vidas

Donantes de leche que salvan vidas

65 mujeres extremeñas donaron al menos una vez en 2017 al Banco ubicado en Mérida

Álvaro Rubio

Sábado, 17 de marzo 2018, 06:38

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Estefanía Plaza Esteban tiene 31 años y fue madre de su primer hijo el pasado 8 de septiembre. Concienciada con los beneficios de la lactancia materna, siempre supo que quería amamantar a su pequeño. Hoy, seis meses después, continúa haciéndolo. Además, lleva dos ayudando a las mujeres que no pueden. Es donante de leche. La que a ella le sobra, la introduce en pequeños biberones y, cada 15 días, sanitarios del Servicio Extremeño de Salud pasan a recogerlos por su domicilio de Plasencia. «Con esta acción ayudo a muchos bebés. En 60 días he donando unos 16 botes. Es muy gratificante y, aunque lleva su tiempo, merece la pena», comenta Estefanía justo antes de introducir su donación en la nevera que llega hasta el Banco de Leche Materna de Extremadura, ubicado en Mérida. Desde allí, se reparte a diferentes hospitales de la región para alimentar a niños prematuros.

Como ella, en 2017, un total de 65 mujeres extremeñas donaron leche materna al menos en una ocasión, lo que supuso 394.000 mililitros (medida que utilizan los profesionales del Banco). Finalmente, distribuyeron más de 247 litros. La mayoría de ellos se destinaron a prematuros de menos de 1.500 gramos. «Según la Organización Mundial de la Salud y la Asociación Española de Pediatría, lo mejor es alimentarles con leche de su propia madre. Si no se puede, la otra opción es la procedente de Banco seguida de la de fórmula. La materna, a diferencia de la que se compra en farmacias, alimenta al bebe con elementos propios de su misma especie. Además, aporta muchos más componentes antiinfecciosos», explica José María Brull, director del Banco de Leche.

«En el caso de un bebé que nace a las 30 ó 32 semanas la subida hormonal que provoca la producción de leche en la madre tarda unos días más. Ese tiempo es lo que nosotros intentamos cubrir», añade el director de este centro que se puso en funcionamiento en junio de 2012.

«A diferencia de lo que sucedió con la puesta en marcha del Banco de Sangre regional, con el de leche, al ser algo nuevo, no tuvimos una gran demanda inicial. Sin embargo, poco a poco, fuimos aumentando tanto la donación por parte de madres como la petición de centros hospitalarios de Cáceres, Badajoz y Mérida, las únicas ciudades extremeñas que cuentan con servicio de neonatología», detalla Brull, quien alude al gran cambio que se produjo en febrero de 2017, cuando empezó a funcionar el servicio de recogida domiciliaria de leche materna.

Antes, todas las donantes debían llevar cada dos o tres semanas los biberones desde su domicilio hasta el hospital más cercano o las instalaciones del Banco de Leche en Mérida, lo que suponía una dificultad para las mujeres residentes en núcleos rurales. «Contábamos con madres de poblaciones más grandes como Badajoz, Mérida, Cáceres, Coria y Plasencia. Sin embargo, en otras localidades más pequeñas tenían que hacer muchos kilómetros para poder donar y eso lo complicaba todo», reconoce José María.

Con el nuevo sistema, un vehículo de transporte refrigerado se desplaza cada dos semanas al domicilio de las madres donantes que residen en pueblos alejados de los hospitales, previa cita telefónica, para recoger las donaciones y trasladarlas directamente a las instalaciones del Banco de Leche Materna. «Ahora hay donantes que viven en Valverde del Fresno, Ribera del Fresno o Villafranca de los Barros y eso ha aumentado las donaciones en un 200% respecto a los años anteriores», añade.

Por poner un ejemplo, durante todo 2016 el volumen de leche donada fue de aproximadamente 181 litros, 213 menos que en 2017. Si las cifras se comparan con los inicios de este centro, el aumento es aún mayor. En 2012, hubo 28 donantes y no se llegó a los 100 litros.

Asociaciones de lactancia

Según confiesan desde este centro, «los comienzos fueron complicados y lentos porque sobre este asunto hay muy poco conocimiento». Por ese motivo, en los primeros años la mayoría de las madres donantes pertenecían a asociaciones de lactancia de Extremadura. Es el caso Rocío Valsera y María Mayo. Las dos tienen 36 años y son de Badajoz.

Valsera donó leche cinco meses después del nacimiento de su hijo, el 28 de agosto de 2014. En su caso, conoció la iniciativa a través de la asociación Maire, que trabaja por la promoción y el apoyo de la lactancia materna. «Estuve donando durante seis meses y lo volvería a repetir. Es necesario ayudar a otros niños y hay que concienciar sobre el beneficio que supone para el bebé la leche materna. En mi caso le he dado el pecho hasta los tres años», detalla Rocío, que también es donante de sangre desde hace 15 años.

Por su parte, María donó tras el nacimiento de sus dos hijos, un niño que actualmente tiene cuatro años y una niña de 22 meses. «Me hice donante al poco de nacer el primero. Tenía muchísima cantidad de leche. Había días que sacaba hasta medio litro. En una quincena reunía unos 30 botes de 150 mililitros cada uno», asegura esta pacense. Ella, sin ninguna duda, volvería a repetir si se dieran todas las circunstancias.

Cómo ser donante

  • El primer paso es ponerse en contacto con el Banco de Sangre de Extremadura o manifestar el deseo de ser donante en las unidades de neonatología de los hospitales.

  • Hay que tener más de 18 años. A las futuras donantes se les realiza una entrevista para asegurar su buen estado de salud y se les hace un análisis de sangre para descartar enfermedades infecciosas transmisibles

Para ello, tal y como destaca Brull, hay que tener una lactancia bien establecida, más de 18 años, buena salud y no tomar determinados medicamentos como antibióticos y antidepresivos. Además, es recomendable no beber excesivo café y alcohol, así como no fumar más de cinco cigarrillos al día. «La madre que amamanta a su bebé se cuida, así que cuando llegan aquí no se rechaza su leche. Si se deniega su petición como donante es porque toman alguna medicación», matiza José María.

En cuanto al proceso para ser donante, lo usual es ponerse en contacto con el Banco de Leche Materna, que se encargará de aceptar la solicitud si pasa una entrevista y la analítica que se hace a la madre está bien.

Actualmente, el 90 por ciento de las donantes forman parte del servicio de recogida domiciliaria. Otras llevan su donación a hospitales donde cuentan con congeladores con temperatura controlada. El alimento se tiene que mantener a 20 bajo cero. Lo ideal es que lo tengan cuanto menos tiempo posible en el congelador del domicilio.

Una vez que la leche donada llega al Banco de Mérida, los biberones entran en uno de los tres congeladores con los que cuentan las instalaciones. Allí se conservan a menos 40 grados y un par de veces a la semana se pausteriza. Para someterse a ese proceso, antes los descongelan a cuatro grados durante 24 horas aproximadamente y llevan a cabo un análisis en una cabina de flujo laminar, es decir, en un ambiente de esterilidad.

Para pausterizar, la leche está durante 30 minutos a 62,5 grados y seguidamente provocan en ella un descenso rápido de temperatura. Este choque térmico produce la muerte de la mayor parte de las bacterias en el líquido. Pese a ello se hace un estudio microbiológico posterior para mayor seguridad. Luego vuelve a pasar al congelador hasta que solicitan la leche.

«La demanda es estable. Ahora mismo estamos suministrando a dos bebés prematuros de Mérida y Cáceres. Aunque hay madres que nos han llegado a donar hasta 60 litros, necesitamos más donantes. Contamos con pocas reservas y, en ocasiones, vivimos momentos críticos», lamenta el director del centro, que recuerda como a principios de este año tuvieron que hacer frente a una situación complicada. «Tuvimos problemas con la pausterizadora y hubo que desechar parte de la leche donada, algo que no suele ocurrir, aunque estaría bien que no tuviéramos ese tipo de problemas por causas técnicas». Desde la dirección del Banco apuntan que su objetivo es que en 2018 no se vuelvan a producir situaciones similares y puedan contar con más donantes y más reservas.

El trabajo que realiza el Banco de Leche en Extremadura se suma a los 13 que hay distribuidos en diez comunidades autónomas del país. El primero que se creó, que es un referente en España, es el de Baleares.

Ambos, junto al de Castilla y León, Aragón, Cataluña, Comunidad Valenciana y el País Vasco están integrados en sus centros de transfusión de sangre y tejidos. Por su parte, Galicia, Andalucía y Madrid son las tres regiones que poseen bancos en sus unidades de neonatología.

Aunque con diferentes estructuras y formas de trabajo, todos tiene un mismo objetivo: asegurar la alimentación con leche materna de todos los neonatos que lo necesiten por prescripción médica y que, por causas mayores, no pueden ser amamantados por la propia madre.

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